Para reunir a una Gran Bretaña dividida

El tan cacareado ‘adelgazamiento’ de la monarquía y la ceremonia de coronación en sí funcionó con buenos resultados el sábado: Charles, su corte, el Parlamento, el Primer Ministro, el Estancia, los prelados ejecutivos de la Iglesia de Inglaterra, Scotland Yard, MI5, El MI6, los guardianes de las Joyas de la Corona, los músicos y los coros de la Priorato y, no menos importante, el Ejército, la Cuadro, los Marines y la Royal Air Force británicos estaban unánimente, la multitud estaba campamento, los carruajes dorados y sus equipos rodaban los dos. cerca de la Priorato, y alejándose de ella, con paso enérgico y medido, los postillones casi inmóviles. Los ensayos de medianoche de las últimas semanas y la tachuela de caballería doméstica profundamente pulida solo se sumaron a la intensidad y el dudoso seducción del período previo.

Valió la pena. De hecho, la coronación de Carlos III fue brillante, directa, perfectamente formal e informal a la vez. En sus varias rupturas mayores y menores de la forma clásica, el principal prelado, el prelado Justin Welby, hábilmente citó la ahora clásica manifiesto de Isabel II de una vida de servicio.

Todas las coronaciones no son iguales. Las últimas cuatro coronaciones británicas ocurrieron en la primera medio del siglo XX, puntuadas en 1953 con la de Isabel II, y esa celebración fue posiblemente la mejor planificada y extravagante de todas, infundida como estaba con la energía de reconstrucción de Europa posterior a la Segunda Extirpación Mundial. y ese extraordinario positivismo del baby éxito entre los antiguos aliados occidentales. Pero cada una de esas cuatro coronaciones, principalmente la del padre (1937) y el viejo (1901) de Isabel, así como la suya propia, tomaron los huesos de la forma establecida por los monarcas en el siglo XIX. Es asegurar, la de Conquista, en 1837. Por eso se puede argumentar que la coronación de Isabel tuvo una conexión estética, religiosa y política mucho más directa con la de su bisabuela que con la coronación de este fin de semana. hijo.

Cuando se produjo la coronación de Conquista, las Guerras Napoleónicas se estaban desvaneciendo en la memoria y ninguna de las casas reales de Europa había sido despojada de colmillos por ninguna de las guerras mundiales que destruyeron el imperio del siglo XX. A su vez, la coronación de Isabel en 1953 fue un evento financiado con fondos públicos, uno que tuvo que ser permitido y presupuestado por el primer ministro, pero incluso fue un evento social privado y existente que atrajo a todos los primos de Conquista, en su mayoría alemanes. y casas reales aliadas en Francia y España. Como tal, fue una gran expresión europea del envergadura de las monarquías.

La coronación de Conquista fue la última de lo que los historiadores británicos denominan secamente las coronaciones “fallidas”, es asegurar, nadie, incluida la reina de 18 primaveras, sabía o consideraba mucho las instrucciones del decorado sobre cómo debían organizarse o qué debían hacer en la gran abadiato como poco más que una especie de ilustración caudillo de lo que debería suceder. Esa es solo una de las varias razones por las que la ceremonia duró unas cinco horas, con dos cambios de vestimenta para Conquista y un refrigerio para los que estaban en el decorado en un altar limítrofe cubierto. con sándwiches y caldo A medida que avanzan las coronaciones británicas, fue lo más cercano al caos que a los directores del día les gustaría poseer llegado.

La coronación de Carlos III no tuvo casi cero de esa novelística, excepto por algunas de las Joyas de la Corona esparcidas en el altar de la Priorato. Fue ingenioso, rápido, conveniente hábilmente poco sentimental y profesional, y pasó volando.

En su homilía principal el sábado, el Rvmo. Rev. Welby usó los sustantivos servicio y servidor liberalmente, no sólo como se encuentra en la rito. Welby hizo hincapié en construir el puente entre la concepto de poder y la de servicio y la intensamente íntima coreografía de ver a Charles en plena seriedad ser vestido y abordado con los diversos objetos de poder, las espuelas, lo hizo 1551, los brazaletes, el quimérico El orbe, el manguito de malintencionado blanco, el cetro enjoyado, cada uno acompañado de una homilía en miniatura de Welby, fueron traídos para que Charles los recibiera. El nuevo rey mismo no pareció impasible al encargarse la corona, que Welby colocó, luego tuvo que quitarla y retornar a colocarla para comprobar de que estuviera derecha. Charles tuvo un nanosegundo de meditación cuando, y un poco luego, sucedió. La voz gastada, perfectamente plana y parecida a una trompeta de Welby prácticamente gritó el clásico ¡Jehová salve al rey!

A William le tocó el turno de resolver su amistad con la siempre sorprendente voz masculina de Windsor con inflexión de bajo, leyendo con los luceros sutilmente fijos en su maleable de apuntador a la derecha y luego, ensayado o no, besó a su padre en la mejilla. Gracias, articuló Charles. En medio de la estudiada pompa, el nuevo rey pareció aliviado por el contacto sabido.

Está muy de moda ensayar contra la monarquía británica, lo que a menudo se hace con vistas a sus épocas coloniales obviamente difíciles en África, tanto en el sur como en el este, en India y Pakistán, y ciertamente en el Caribe y las antiguas colonias americanas donde abunda el manda de la esclavitud. . Acento del propio estudio de historia de Charles en Cambridge y en su vida posterior que ha acogido públicamente ese debate, y ese punto, la tolerancia conveniente más progresista de la comunidad existente y su monarquía al mundo, incluso estuvo presente en el servicio. . Es un rey, pero incluso es el producto de una democracia sólida, y parece conocer que susurrar es esencia. Si como parece la monarquía está librando una batalla táctica por su relevancia, este debate es uno de los frentes más grandes del mismo.

Dicho de otra forma, lanzando el servicio en el futuro, hay un camino conveniente difícil por delante para Charles, Camila, William y Kate. Charles salió rápidamente de los bloques a la asesinato de su matriz y hace correctamente las ceremonias, y en los meses posteriores a su asesinato ha sido una mano firme en el timón político, casi imperturbable. Aceptablemente puede estar impaciente en privado, pero se ha ido la petulante personalidad pública. Tiene un clima poco zen en estos días: tenemos la sensación de un hombre que intenta ver si un par de esfuerzos darán como resultado algún correctamente existente y sostenible.

Las encuestas más recientes tienen a Charles flotando constantemente en algún puesto en el medio, sin derrumbarse del todo pero siquiera arquearse del todo, y el fin de semana de coronación sorprendentemente enérgico podría darle un impulso en las encuestas la próxima semana. Las dificultades son claras y lo han sido durante algún tiempo: primero, aunque la Mancomunidad ciertamente ha acumulado membresía desde su fundación, ahora en 56 países, hay panorama al estado de ‘república’ por negociar, en particular Belice y en el Caribe. Esa no será una prueba factible, y Charles confiará en William como confidente cercano y compañero para eso. En segundo puesto, en la medida en que se pueda asegurar que Gran Bretaña es un solo país, adentro del país hay puentes sociales y políticos muy necesarios que se deben construir para las comunidades necesitadas.

Una vez a menudo picado rotundamente en la prensa británica por ser para siempre el príncipe a la paciencia, ese medio siglo más o menos en conocido luego de la universidad no fue cero. Ahora viene el trabajo de unirlo todo.